Alegoría mesiánica en la historia de la Paloma enviada por Noé

La Inundación
En el día decimoséptimo del segundo mes comenzó a llover copiosamente sobre la tierra, al tiempo que grandes cantidades de agua surgían desde sus profundidades. Este diluvio continuó durante cuarenta días y cuarenta noches, y casi todos los seres vivientes que estaban fuera del arca se ahogaron. Fue de tal magnitud que transcurrieron casi seis meses antes de que las aguas descendieran lo suficiente como para que el arca se posara en la cima del monte Ararat.
Después de otros tres meses Nóaj liberó a un cuervo (עֹרֵב-orev) del arca para comprobar si había aparecido la tierra seca. El cuervo voló simplemente de un lado a otro, esperando que se disiparan las aguas de la superficie de la tierra. Siete días más tarde Nóaj envió una paloma, que regresó rápidamente al arca porque no pudo hallar un lugar donde posarse.
Luego de esperar otros siete días Nóaj envió nuevamente a la paloma que regresó esta vez a la hora de la tarde con una hoja de olivo en el pico, lo cual indicaba que las aguas estaban retrocediendo. Siete días más tarde, en la tercera ocasión, la paloma ya no regresó y Nóaj comprendió que la tierra había comenzado a secarse. Quitó, entonces, la cubierta del arca y Dios le dijo que saliera de ella.
La paloma fue enviada tres veces, en la primera ocasión la paloma no halló lugar donde reposar sus patas, y regresó al arca. Entonces Nóaj esperó siete días, y la envió de nuevo desde el arca, y la paloma volvió a él a la hora de la tarde, y traía una hoja de olivo fresca en su pico. Así entendió Nóaj que las aguas habían menguado de la tierra. Nóaj entonces esperó ansiosamente aún otros siete días, y envió la paloma, la cual no volvió más a él.
La historia del diluvio hallada en la Torá y todo lo que la envuelve en ella, puede entenderse como una historia alegóricamente mesiánica.
En el año seiscientos de la vida de Nóaj, en el segundo mes, el día diecisiete del mes, ese mismo día fueron resquebrajadas todas las fuentes del gran abismo, y las compuertas de los cielos fueron abiertas, y llovió sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches. (Gn 7.11-12)
Según este pasaje, en el segundo mes inició el diluvio. Según la tradición judía la cuenta del año civil inicia desde el séptimo mes del calendario religioso, lo que nos dice que el séptimo mes es el primer mes del año del calendario civil, y el séptimo del año religioso. Para este entonces aún no estaba establecido el calendario religioso, el calendario religioso fue establecido después de la salida de los hijos de Israel de Egipto (Éx 12.1-2). Esto nos enseña que cuando Gn dice que el diluvio inició en el segundo mes, este segundo mes es el octavo mes del año religioso, y el segundo del calendario civil. El Targúm de Ionatán confirma esto, diciendo que el inicio del diluvio inició en el mes de Marjesván (o Jesván), que es el segundo mes del calendario civil, y el octavo del calendario religioso.
En el año seiscientos de la vida de Nóaj, en el segundo mes, que es el mes de Marjesvan, porque hasta entonces los meses estaban enumerados desde Tishri (séptimo mes del calendario religioso), el cual fue el principio del año en la finalización del mundo, en el día diecisiete del mes, ese mismo día fueron resquebrajadas todas las fuentes del gran abismo. (Targúm de Ionatán, Gn 7.11)
Habiendo dicho esto, que nos sirve para tener una mejor comprensión del orden de los meses mencionados en la Parashát Nóaj, podemos continuar con el tema.
La Torá, como fue señalado arriba, indica la fecha cuando inició el diluvio, y respecto a su finalización dice: "en el mes séptimo, el día diecisiete del mes, el arca se posó sobre las montañas de Ararat" (Gn 8.4).[1] Esto significa que según el calendario civil el arca reposó del diluvio, el día diecisiete del mes de Aviv, que es el mes de Pésaj (Pascua), un día después de la entrega de los primeros frutos como fue establecido años después en la Torá (Lv 23.10-11), fecha que se le coloca cuatro días después del sacrificio del cordero de Pésaj (Pascua), que también se sitúa en comparación con el día siguiente de la resurrección de Ieshúa, Cordero de Dios; que al resucitar reposó de todo sufrimiento al haber cargado con los pecados del mundo.
El Cuervo
Respecto al cuervo que volaba de aquí para allá hasta que se secaron las aguas de sobre la tierra (Gn 8:7), el Talmud (Sanedrín 108b) dice que el cuervo fue "echado fuera" del arca, y el lenguaje usado es distinto en comparación cuando la paloma fue "enviada".
Porque que el Talmud se refiere a la idea, que el ave inmunda (i.e., el cuervo), fue echado, expulsado o sacado del arca.
La pregunta que surge es, ¿Qué simboliza el arca? El arca puede considerarse como figura de la Fuente de Vida, y todo el
potencial para el planeta, donde su renacimiento y reformación existía en esta arca. Cuando el texto dice que el cuervo fue
expulsado del arca, el contraste es cuando vemos la redacción con respecto a la paloma, quien fue enviada (Gn 8.8).
La paloma es un animal limpio, y el cuervo es un animal inmundo, que se alimenta de cualquier cuerpo muerto,
como de la carne de animales muertos. Mientras que la paloma se alimenta de lo vivo, de las plantas. En el Talmud se
relata una historia en la cual Nóaj expulsa al cuervo del arca, y mientras lo expulsa lo llama "el inicuo" (Talmud Bavli,
Sanedrin 108b).
Nóaj, el que trajo consuelo y reposo a la tierra de su época, según el Talmud (Sanedrin 98b), la raíz de su
nombre es compartida con uno de los títulos del Mashíaj: "Menájem" (מְנַחֵם), "el Consuelo", porque él traerá alivio al alma
del ser humano y sobre todo el pueblo de Israel. Menajem (מְנַחֵם) proviene del vocablo Nóaj (נֹחַ). Ieshúa hablando de sí mismo dijo que él venía a traer reposo a aquellos que estaban cansados y agobiados (Mt 11.28). Según relata el Talmud, Nóaj ("la consolación"), o aquel que trae consuelo, expulsa a un cuervo llamándolo "el inicuo" (Talmud Bavli, Sanedrín 108b.). ¿Por qué Nóaj echo del arca al cuervo? Según la tradición en el Talmud, Nóaj lo echó fuera porque este cuervo había cometido pecado. Mientras que la paloma había sido enviada para exploración. Obsérvese esta diferencia textual de la Torá; la paloma regresó al arca cuando fue enviada, la segunda vez retornó al arca con una hoja de olivo en su pico, y la tercera vez que fue enviada ya no regresó al arca. Sin embargo, el cuervo, que fue echado del arca antes que la paloma fuera enviada, nunca regresó al arca,[2] sino más bien se mantuvo volando de "aquí para allá" hasta que se secaron las aguas que estaban sobre la tierra. Aquí hay algunos simbolismos que pueden trazarse. El cuervo es considerado un animal inmundo, en la Torá, los cuervos son animales simbólicos para los espíritus inmundos. De hecho en el libro de Revelación dice que "clamó [un ángel] con voz potente, diciendo: "¡Cayó, cayó la gran Babilonia, y se convirtió en morada de demonios y guarida de todo espíritu inmundo y encierro de toda ave inmunda y aborrecible!" (Revelación 18.2). Los demonios, espíritus inmundos y las aves inmundas, son usados en este texto en paralelismo para referirse a estos seres inmundos que habitaron en esta Babilonia que había caído. Por esa razón no vemos a Nóaj llamando al cuervo para que retorne al arca mientras éste volaba de aquí para allá sobre la tierra, ya que Nóaj lo había echado del arca con la intensión de qué no regresara.
Cuando el libro de Gn indica que el cuervo andaba de aquí para allá hasta que se secaron las aguas de sobre la tierra (8.7), nos recuerda a dos pasajes que se encuentran en las Escrituras. El primero en el libro de Job, cuando Dios le pregunta al Satán (הַשָּׂטָן) ¿de dónde vienes? y el acusador responde: "De aquí para allá en la tierra y andar por ella" (Job 1.7 y 2.2).[3] En hebreo se utiliza el mismo lenguaje en ambos textos. Y segundo, en la primera carta de Kéfa (1Pedro 5.8), Shimón Kefa menciona a los receptores de su carta, que el el Satán anda como un león rugiente buscando en toda la tierra a quien devorar, y el concepto es el mismo. Incluso, podrían compararse las características particulares del león y el cuervo, como ambos siendo animales inmundos.
La Paloma
La paloma en más de un texto de las Escrituras simbólicamente se utiliza para
representar al Espíritu de Dios. En cambio, como fue dicho arriba, el cuervo
representa a los espíritus inmundos, o incluso al mismo Satán – el ícono de
maldad.
La paloma (heb. "ioná") que en los escritos judíos sirve como contraseña
para referirse al Espíritu de Dios (Talmúd Bavli, Jaguiga 15a),[4] fue enviada por
Nóaj tres veces. La primera vez la paloma no halló donde sentar la planta de
su pie, y volvió a él al arca (Gn 8.9). Esto es como si se estuviera diciendo
que el Ruaj haqódesh ("Espíritu de Santidad") estaba buscando a aquél en
quien debía de reposar cuando fue entregada la Torá, lo cual no fue posible en
el principio, en su primer viaje por así decirlo. Podría decirse que el primer
viaje de la paloma en búsqueda del Indicado fue cuando fue entregada la Torá, porque el Espíritu de la Torá es el Espíritu de Dios. ¿Por qué el Ruaj haqódesh no encontró a una persona justa o indicada para que reposara sobre ella? Porque Adám pecó, y su descendencia se contaminó con su pecado, la maldad, y el pecado llegó a ser una enfermedad viral que se transfirió a toda la descendencia de Adám, como está escrito "cada árbol da fruto según su naturaleza" (Gn 1.11), y como tal no había un lugar o una vasija pura para que el Espíritu Infinito de Dios reposara. Y entonces el Espíritu Divino se mantuvo esperando hasta el tiempo en que el Perfecto, sin pecado, estuviera en este lugar.
La segunda vez que Nóaj envió a la paloma, ésta retornó al arca donde se encontraba Nóaj, con una hoja de olivo en su pico recién arrancada (8.11), es interesante esta palabra "arrancada", porque la paloma arrancó la hoja de olivo, y hay otro texto en el libro de profeta Isaías, donde dice que el siervo sufriente fue "arrancado de la tierra de los vivientes" (Is 53.8).[5] La idea esencial en cuanto al concepto de "arrancar la hoja de olivo", es que esta hoja por haber sido arrancada es una hoja de olivo desgarrada.
Sabemos que la paloma tuvo la capacidad de poder aterrizar sobre la tierra, porque de lo contrario ella no hubiera podido arrancar la hoja con su pico si ella no hubiera reposado sus pies sobre la tierra, ya que para arrancarla era necesario que ella halara hacía arriba con su pico, haciendo presión con sus patas sobre la tierra. Y con esto entendemos que la paloma halló un lugar puro para reposar sus pies, reposo que antes no había encontrado en la tierra (Gn 8.9). Además el olivo no crece en las alturas, esto nos indica que la paloma arrancó una hoja de olivo de lo más bajo de la tierra, que también indicaba que la tierra más baja había emergido de la inundación.
La hoja de olivo que había sido arrancada por la paloma, fue arrancada, obviamente de una planta que iba a ser un árbol de olivo. Lo que significa que la hoja estaba unida a este árbol, que podría compararse con Alguien unido a un madero. Respecto a la hoja de olivo, la mayoría de personas disfrutan del fruto del olivo, que es el producto del árbol de olivo, sin embargo, si usted alguna vez ha probado una hoja de olivo, sabrá que ésta es extremadamente amarga. Y los comentaristas judíos (Rashí, sobre Gn 8.11) toman nota en el hecho que esta paloma particular fue tras algo que era extremadamente amargo. La amargura representa la muerte, que es lo más amargo para el hombre (1 Sam 15.32). Es por eso que en la celebración de Pésaj (Pascua) también se comen hierbas amargas para recordar la amargura del sufrimiento que vivieron los hijos de Israel en su esclavitud en Egipto, y como dice Nm 5, la amargura simboliza la maldición. En el libro del profeta Zacarías (4.11-14) se habla de una rama de olivo y ésta siendo ungida, que alegóricamente alude al Mashíaj (lit. el Ungido). La Torá relata que la paloma regresó con la hoja de olivo que ella había arrancado. En cuanto al hebreo taráf (טָרַף, arrancado), en el Midrásh Bereshit Rabá 33.6 dice lo siguiente: "¿Qué significa Taráf טָרַף ("arrancado")? Significa muerte ("asesinato"), tal y como está escrito: "Él la reconoció, y exclamó: ¡Es la túnica de mi hijo! Alguna mala bestia lo habrá devorado. ¡Sin duda Ioséf fue despedazado (Taráf טרף)!" (Gn 37.33).
Más adelante este Midrash entrega una imagen más vívida y clara respecto a esta hoja de olivo arrancada por la paloma. En el Midrásh Bereshit Rabá se relata lo siguiente:
Abá declaró: la paloma trajo la hoja de olivo desde los retoños de la tierra de Israel. Levi declaró: la paloma trajo la hoja de olivo desde el Monte de los Olivos.[6] (Midrásh Bereshit Rabá 33.6)
Esta hoja de olivo de sabor amargo, que fue arrancada (figurativamente muerta) del árbol del olivo en la tierra de Israel, exactamente en el Monte de los Olivos, el Targúm de Ionatán llama al monte por el nombre de: El Monte del Mashíaj [טוור מישחא).[7)
Esta fue la segunda vez que la paloma fue enviada desde el arca. En esta segunda vez ella encontró reposo para sus pies, por eso fue capaz de arrancar una hoja de olivo amarga y llevarla al arca. Sabemos que Ieshúa es el único en quien el Ruaj haqódesh (Espíritu de Santidad) pudo complacerse en habitar, porque él no tenía pecado. En dos ocasiones a lo largo de su servicio, la voz del Creador Infinito habló desde el cielo diciendo: "Este es mi Hijo, el amado, en quien tengo complacencia." (Mt 3.17; 17.5). Esto fue durante su tevilá ("inmersión en agua" o "bautismo"), y mientras él estaba siendo sumergido en el agua, el Espíritu de Dios descendió sobre él como una paloma. (Mt 3.16; Lc 33.22 Jn 1.32). Luego él entregó su vida en sacrificio por los pecados del mundo, que está representado por la hoja de olivo que estaba unida ("clavada" por decirlo de alguna manera) a un retoño de olivo, y que fue arrancada por la paloma, esta era amarga, porque la muerte siempre es amarga, y porque Ieshúa cargó con la maldición de toda la humanidad, liberándonos así de la maldición de la Torá (Dt 27.26), hecho maldición por nosotros, porque está escrito: "Maldito todo el que es colgado en un madero" (Dt 21.23). La hoja de olivo, que nos recuerda a Ieshúa, fue arrancada por la paloma en figura de su retorno a la casa de Dios, y Ieshúa por medio de una nube, que podría venir siendo figura de la paloma, por su aspecto semejante a algo espiritual (Hch 1.9-11), fue llevado a Dios para que sentara a la diestra de su Padre (Sal 110.1).
Es simbólico que la Torá mencione que la paloma llevaba la hoja amarga de olivo en su pico a la hora de la tarde, porque a esta hora también se llevaba a cabo el sacrificio del cordero de Pésaj (Éx 12.6). En la tercera vez que Nóaj envía a la paloma, ésta no regresa al arca, ¿la razón? Las aguas ya se habían secado, y ella fue capaz de encontrar lugar en la tierra para permanecer parada y reposar. Esto habla de un tiempo que fue posterior a la ida del Mashíaj al cielo a la diestra de su Padre, cuando el Ruaj haqódesh (Espíritu de Santidad) ya pudo venir y habitar dentro de aquellos que habían sido limpiados por la muerte y resurrección de Ieshúa. El inicio de este acontecimiento se registra en el libro de los Hch (2.1-41), en el tiempo cuando los discípulos se reunieron para la fiesta de Shavuot o Pentecostés, en donde el Espíritu de Dios descendió sobre ellos, y la Torá fue escrita en sus mentes y en sus corazones tal y como había sido profetizado por el profeta Jeremías (31.31-34).
Hoy nos encontramos dos mil años después de la venida del Mashíaj, donde él y su Espíritu Santo han reposado sobre sus discípulos. Dentro de la tradición judía estos dos mil años son llamados la era mesiánica:
El Tana debe Eliáhu enseñó: El mundo debe de existir seis mil años. Los primeros dos mil años fueron de desolación; dos mil años la Torá floreció; y en los dos mil años que le continúan es la Era Mesiánica. (Talmud Bavli, Sanedrin 97b)
La Torá indica que en el año seiscientos uno, el primer día del primer mes, las aguas comenzaron a drenar de sobre la tierra (Gn 8.13-14). El primer día del primer mes del calendario civil es la fiesta Iom Teruá (Lv 23.24). Esto está conectado con el cuervo, del cual se dijo que andaba de aquí para allá hasta que se secaron las aguas de sobre la tierra (Gn 8.7), lo que indica que para este día en particular, el cuervo, de quien hablamos anteriormente, ya no estaba volando sobre la tierra. De este mencionamos que es una representación de los espíritus inmundos, y del Satán, y la implicación dada aquí es que en el primero del primer mes del año seis mil del calendario civil no habrá más adversario buscando gente para acusarlos delante de la corte celestial y así condenarlos.
Los judíos dicen que habrá un día en el cual el reinado del Mashíaj iniciará. Ellos dicen que su reinado iniciará en el primer día del primer mes del año seis mil del calendario civil (Talmud B. 97a-97b).
Recuerdo e interpreto las palabras del profeta Habacuc como hablando de Ieshúa: "Aunque tarde, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará" (Hab 2.3).
Notas:
[1] El Targúm Ionatán dice que el arca reposó en el mes de Aviv, conocido también como el mes de Nisán.
[2] En Gn 8.7 del texto de la Septuaginta, la versión griega de la Torá, traducida por setenta o setenta y dos judíos, dice que el cuervo no volvió.
[3] Literalmente el texto dice: "De aquí para allá", y no como traduce la versión más popular en castellano "de rodear la tierra". La idea en comparación con el cuervo es bastante similar.
[4] El Talmúd en el tratado Jaguiga 15a dice que Ben Zoma dijo: “Y el Espíritu de Dios revoloteaba sobre la faz de las aguas – como una paloma que revolotea sobre sus polluelos sin tocarlos.” Es interesante que en la renovación de la tierra después del diluvio tenemos de nuevo la visión de paloma (símbolo del Espíritu de Dios) sobre la faz de las aguas.
[5] El texto de Is 53.8 dice: "Porque fue arrancado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido". La idea es similar a la de Gn 8.11, donde la hoja fue arrancada de la tierra.
[6] El Monte Ararat, donde según la Torá había reposado el arca, no está tan lejos de la tierra de Israel.
[7] Targúm de Ionatán en Gn 8.11. Para leer el artículo donde demostramos que Ieshúa murió en el monte de los Olivos, diríjase a nuestra sección de artículos en nuestro sitio en Internet e ingrese al artículo titulado: El Gólgota.
