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Moshé y el Getsemaní

Foto del escritor: Iejezquel AzcarretaIejezquel Azcarreta

Moisés se enfrentó a su propio huerto de Getsemaní, por así decirlo, cuando el Eterno lo llamó a dejar atrás a Israel y ascender al monte Nebo para morir en la cima de la montaña.


Así que Moshé fue y habló estas palabras a todo Israel. Y les dijo: “Hoy tengo ciento veinte años.” (Dt 31:1–2)

Al comienzo de esta porción de la Torá, Moshé anunció a Israel que estaba a punto de morir. Les dijo al pueblo que Dios le había prohibido cruzar el Jordán con ellos.


Según una tradición antigua, Dios le anunció a Moisés: “He aquí, se acerca el tiempo de tu muerte” (Dt 31:14), el séptimo día del mes de Adar del año bíblico 2488. Resultó ser el cumpleaños de Moshé. Tenía ciento veinte años exactos, por eso dijo: “Hoy tengo ciento veinte años” (Dt 31:2). Por lo tanto, la tradición judía honra el séptimo día de Adar como el aniversario del nacimiento de Moshé y su yahrzeit, el aniversario de su muerte.


Antes de que terminara ese día, Moshé subió al monte Nebo y entregó su alma a su Creador.


En los midrashim sobre la muerte de Moshé, sin embargo, él no va pasivamente ni voluntariamente a su muerte. En cambio, discute con vehemencia por la vida. Implora a Dios que lo libre de la indignidad de la muerte. Ruega a Dios por misericordia e intenta contrarrestar el decreto celestial.


Parece extraño que las historias tradicionales pinten a Moshé, el héroe de los héroes, como reacio a aceptar la muerte. ¿Por qué Moshé resistiría caminar audazmente hacia esa noche oscura?


El mismo Moshé nos enseña y ordena, bajo la instrucción divina, que no debemos aceptar la muerte pasivamente. Moshé nos dice: “Escoge la vida para que vivas” (Dt 30:19).


Algunos círculos religiosos fomentan una fascinación enfermiza y mórbida por la muerte. Ya que “estar ausente del cuerpo es estar en casa con el Señor” (2 Corintios 5:8), podría parecer natural esperar la muerte y abrazarla cuando llega. Por el contrario, la muerte es el enemigo, el último enemigo. Aunque la muerte viene con inevitable certeza, nunca debe ser nuestra esperanza. Nuestra esperanza está en la vida.


Encontramos consuelo en la muerte solo porque hemos visto a la vida vencerla.


La muerte se siente ofensiva para el alma humana, porque Dios ha puesto la eternidad en el corazón del hombre. Dios hizo al hombre para la inmortalidad; la muerte es un sacrilegio para nuestro ser interior. Esto explica por qué Moshé resistió a la muerte, aunque su esperanza era cierta.


De manera similar, el segundo Moshé luchó contra la muerte en Getsemaní. Dijo: "Padre, si es posible, que pase de mí esta copa" (Mt 26:39). ¿Cómo es que, cuando tantos mártires han ido valientemente a sus muertes, el Maestro se encogió ante la suya, especialmente cuando sabía que su muerte compraría la redención de Israel? Para una mejor comprensión de este episiodio recomiendo leer la siguiente enseñanza en el siguiente enlace: "El Significado Correcto de "Pase de mí esta Copa".


Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará. (Mateo 16:25).

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Autor

Iejezquel A. Azcarreta

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